Janque es uno de esos pueblos donde el visitante no solo llega, sino que aprende a escuchar. Ubicado en la provincia de Caylloma, en el Valle del Colca, este distrito conserva una herencia cultural que hoy se proyecta como una alternativa real de turismo sostenible y comunitario.
Un territorio con historia viva
Caminar por Janque es recorrer siglos de historia. Sus calles empedradas, la arquitectura de piedra y la iglesia colonial revelan un pasado marcado por el encuentro entre el mundo andino y la época colonial.
A diferencia de otros destinos del Colca, Janque mantiene una relación equilibrada entre paisaje y cultura. Aquí, la tierra no es solo un recurso: es memoria, sustento y espiritualidad.
Turismo que se construye desde el ayllu
Dato clave: El turismo comunitario permite que los ingresos se queden en la comunidad y se distribuyan de forma equitativa.
El modelo turístico de Janque no responde a grandes inversiones externas. Son las propias familias quienes reciben a los visitantes, ofrecen hospedaje rural, gastronomía tradicional y guiados locales.
El turista participa de la vida cotidiana:
- Preparación de alimentos tradicionales
- Caminatas por antiguos caminos comunales
- Relatos orales contados por los mayores
“El visitante no es un cliente, es un invitado.”
Gastronomía, memoria y territorio

La comida en Janque es parte de la experiencia cultural. Platos elaborados con productos locales como papa, quinua y habas cuentan historias de resistencia y adaptación al entorno andino.
Cada receta es una herencia transmitida oralmente, muchas veces sin estar escrita, lo que refuerza la importancia de preservar el conocimiento ancestral.
Desarrollo sin perder identidad
El turismo comunitario ha permitido que jóvenes y mujeres encuentren nuevas oportunidades económicas sin migrar. Además, fortalece el orgullo cultural y promueve la conservación del entorno natural.
Janque demuestra que el desarrollo no siempre implica crecimiento desmedido, sino equilibrio.
Un destino para viajar con sentido

Janque no es un destino para consumir rápidamente. Es un lugar para quedarse, observar y aprender. Para quienes buscan un turismo con valores, este pueblo andino ofrece una experiencia auténtica y transformadora.
Viajar a Janque es recordar que el turismo también puede ser un acto de respeto.